Responsabilidad Incondicional
“El precio de la inocencia es la impotencia” – Fred Kofman
Fred Kofman en su programa de Empresa Consciente define 7 metacompetencias que todo líder de empresa puede fortalecer, para fomentar las interacciones de sus equipos con base en conceptos como la libertad responsable, la confianza, el poder de la elección y otros.
La Responsabilidad Incondicional es la primera de ellas y con la que abrimos este espacio de reflexión.
Hemos aprendido a ser inocentes, a darle el poder a las circunstancias, a los objetos, y a cualquier cosa con tal de no admitir nuestra culpa. Pocas veces admitimos ser responsables de nuestras decisiones, de nuestras acciones, de las consecuencias que se derivan de ellas y aún menos de nuestro deber de reparar cuando nuestros actos restan valor ó generan pérdidas a nuestros interlocutores.
Vivir de esa forma tiene una gratificación importante, como dice Kofman… La inocencia!.
Fred Kofman – La Empresa Consciente 2013 – Alfaguara
Solo admitimos, o mejor aún, nos vanagloriamos y asumimos con todo el poder que tenemos esa responsabilidad, cuando los resultados son buenos. Es nuestro ego tan grande y nuestra conciencia tan limitada que solo reconocemos nuestro poder en el éxito.
CUANDO UN TIGRE RUGE, UN HOMBRE DESPIERTA A LA CONSCIENCIA!
La inconsciencia nace de la No Declaración de Elección. Al no elegir perdemos nuestro poder, el poder de ser dueños de nuestras acciones. Estamos dominados por el miedo y ese miedo se hace cargo de nuestro resentimiento y resignación. estos dos sentimientos influyen en la interpretación que hacemos del mundo. Si vemos nuestro trabajo desde la resignación, no hacemos nada diferente a lo que nos TOCA hacer, no proponemos, no innovamos, no sostenemos relaciones que generen valor; por el contrario hacemos lo mínimo posible y nuestro espacio emocional se sigue minando, se sigue resintiendo hasta llegar al sin sentido. Nos seguimos saboteando y le cedemos nuestra opción de ser felices a quienes están acostumbrados a utilizar el miedo como herramienta de control.
por lo tanto ES TIEMPO DE ELEGIR!, de elegir con consciencia.
Elegimos el poder sobre nuestras vidas, sobre nuestras interpretaciones y creamos nuestro mundo desde la abundancia, desde la generación de valor, desde el entusiasmo. Cuando elegimos vemos retos, vemos una pared en frente y 10 formas de traspasarla, nos encontramos Lestrigones y nos conectamos empáticamente con ellos, contagiamos entusiasmo, nuestra energía sube, nuestro cuerpo quiere trabajar y nuestra mente propone, crea, transforma, se libra de paradigmas, comparte, nos liberamos. Vivimos desde la libertad, no desde el control.
Esa libertad nos devuelve el poder y nos hace responsables, por eso Víctor Frankl nos habla de libertad responsable y propone un monumento a la responsabilidad en el occidente de los EEUU. que se complemente con la Estatua de la Libertad regalada por Francia en 1886.
Y así como todo gran poder viene con una gran responsabilidad, todos los actos de libertad deben estar acompañados por actos responsables y conscientes.
Los personajes de la Libertad Incondicional son dos: la víctima y el protagonista.
Víctor Frank – El Hombre en Busca de sentido – BARCELONA. EDITORIAL HERDER.
CUANDO UN CANGREJO INTENTA SALIR DE LA OLLA, LOS DEMÁS HACEN LO IMPOSIBLE PARA DEVOLVERLO.
Es muy fácil seguir dentro de la olla, todos nos ayudamos permanentemente a estar allí. El victimizarnos lo tenemos a mano, nos lo enseñan y elegimos aprenderlo. nos enseñan a disculparnos, a buscar justificaciones y nos las creen y apoyan, peor aún, llegamos a creerlas nosotros mismos. Todos hablamos de lo mismo y es reparador saber que como los cangrejos estamos juntos en la desgracia, por alguna razón esa desgracia compartida nos consuela, nos acompaña y nos reconforta.
La olla… la olla es la culpable. Es la que nos condena, la que nos atrapa y LO PEOR DE TODO, ESA OLLA EXISTE. Las situaciones son reales, nuestras historias son ciertas, las cosas pasan. El tráfico existe, las EPS no atienden, las impresoras se dañan y el internet se cae, los carros se varan y podríamos pasarnos la vida enumerando todo lo que pasa a nuestro alrededor.
Sin embargo, no por existir se hacen cargo de nosotros. De hecho están ahí para retarnos, para desafiarnos a aprender siempre, para acompañarnos a crecer, a resolver situaciones que nos fortalecen. Vinimos a fortalecernos, a ser seres humanos más capaces, a coronar cimas. Cada situación es una cima que se nos presenta, no una condición inamovible de nuestro presente. Bien hace Kofman redefiniendo la responsabilidad como respons – habilidad, la habilidad que tenemos por responder ante los desafíos que se nos presentan, para generar opciones, para desarrollar nuestra mente, nuestra creatividad, nuestro pensamiento.
La forma en la que hablamos define nuestras acciones, no por casualidad Maturana y Echavarría sostienen que el lenguaje es acción. Algunos ejemplos de frases frecuentes de una persona victimizada son: No llegué por el tráfico, el archivo se perdió, no se hizo el informe, Juan no me entendió y mil ejemplos más. De esa forma pretendemos que no hay consecuencias asociadas a nuestros actos ó a lo que dejamos de hacer, por lo tanto no hay responsabilidad, por lo tanto no debemos reparar.
Ontología del Lenguaje – Rafael Echavarría – 2011
Para empezar a responsabilizarnos, podemos empezar a hablar en primera persona; por ejemplo: no llegué por que no calculé bien el tiempo. ó, no llegué porque lo que hacía me parece más importante que la reunión que iba a sostener contigo; no hice el informe, perdí el archivo, etc.
Desde asumir la responsabilidad en esos actos, podemos llegar a nuevos acuerdos desde la verdad de cada uno. Podríamos tomar uno de los ejemplos anteriores para construir un nuevo acuerdo.
- ¿Por qué no llegaste a tiempo?
- no llegué porque lo que hacía me parece más importante que la reunión que iba a sostener contigo.
- claro, entiendo, sin embargo esa decisión que tomaste hizo que yo perdiera tiempo valioso.
- lo siento, no tuve la intención de hacerte perder tu tiempo. Sin embargo lo hice.
- Te propongo para la próxima vez que acordemos algo, si veo que hay algo que me vaya a hacer cambiar de plan, te aviso con anticipación para que tú no pierdas el tiempo y yo pueda así estar tranquilo. te parece? Por lo pronto qué puedo hacer para reparar el daño que te causé?
- Tranquilo, en este caso no fue importante. Me parece importante entonces, mantener este acuerdo para que no volvamos a pasar por esta situación.
El ejemplo es posible sólo si las dos partes tienen una intención honesta. Hablar responsablemente involucra actos sinceros, denota una relación basada en la confianza. Si mi verdad no hace parte de la conversación, no es posible crear un acuerdo razonable.
En la conversación anterior aparecen todas las condiciones de quien asume sus actos responsablemente. Podemos entrar a analizarlos uno por uno.
Poder: Sus acciones las controla el. No está siendo condicionado por el entorno.
Elección: evidentemente cuando elige no llegar porque algo más importante para él se cruzó en sus planes. El elige dónde estar, qué hacer.
Asume el resultado, el fracaso ó el éxito: en este caso asume haber incumplido el acuerdo.
Reparación: pregunta sobre la opción de reparar.
Aparecer: Aparece como ser humano responsable de sus actos. Aparece ante su interlocutor como una persona confiable. Aparece ante sí mismo como dueño de sus acciones y sus consecuencias.
Incondicionalidad: aunque algunas condiciones hayan sido prevalecientes, su rol implica que la próxima vez que se le presente dicha situación, no se va a dejar llevar por esta, sino va a reaccionar previniendo el fracaso de sus acciones.
Ser Responsables incondicionales nos saca del rol de víctima y nos pone -como el tigre- en una posición de poder, de conciencia y de dueños de nuestras acciones.